La molécula endógena de la Anandamida es idéntica a la del THC, el principal psicoactivo de la cannabis.
Andrés Chávez, especialista en electrofisiología es uno de los pocos neurocientíficos que estudia en Chile el funcionamiento del sistema endocannabinoide, un sistema omnipresente en todo nuestro cuerpo y que en el cerebro, entre otras cosas, actúa en la percepción del mundo exterior. Chávez dictó este domingo en el Festival Puerto de Ideas Antofagasta una interesante conferencia conjunta con el Ministro de la Corte Suprema, Jorge Dahm, sobre la ley y la ciencia detrás de la cannabis.
En el subterráneo de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Valparaíso, un grupo de seis científicos pasa la mayor parte de sus horas investigando el complejo problema de la comunicación, pero no de una cualquiera, de la comunicación entre las neuronas.
Siendo la fisiología sináptica el campo específico de la investigación, estos neurocientíficos ocupan su tiempo en observar el funcionamiento de un sistema omnipresente en todo nuestro cuerpo, desde el estómago hasta el cerebro, un sistema que por su novedad se está abriendo hace muy poco al conocimiento, pero que desde su sola enunciación ya genera controversia: se trata del sistema endocannabinoide, la marihuana que genera nuestro propio cuerpo.
La anandamida
Andrés Chávez, experto en electrofisiología y director del Núcleo Milenio en Biología de las enfermedades Neurosiquiátricas (NUmind) cuenta que hace no más de 25 años se logró sintetizar en el cuerpo humano un neuromodulador llamado Anandamida -en sánscrito significa “portador de paz y felicidad interna”-, cuya composición molecular, para sorpresa de muchos, era idéntica al Tetrahidrocannabinol, el principal compuesto psicoactivo de la marihuana.
Neurocientífico Andrés Chávez (a la derecha) en su laboratorio junto al estudiante de magister en Neurociencias Pedro Espinoza.
“En palabras coloquiales, podríamos decir de algún modo que nuestro cuerpo produce su propia marihuana. En nuestras neuronas existen receptores, que son como cerraduras, y los cannabinoides endógenos, como la Anandaminda que son la llave”, explica pedagógicamente el científico, quien posee un posdoctorado en Albert Einstein College Medicine, de EEUU.
Estos endocannabinoides como la Anandamida o el 2-AG, -prosigue en su explicación Chávez- son compuestos lipídicos que son generados y liberados bajo demanda en nuestras neuronas para activar receptores como el CB1 (en nuestro cerebro) o el CB2 (en el sistema inmune; aunque existe alguna evidencia que estos también podrían estar en nuestro cerebro).
“En este preciso momento en que estamos hablando, nosotros podemos estar secretando endocannabinoides, no solo en nuestras neuronas sino que también en otras zonas de nuestro cuerpo. En nuestro sistema digestivo, en las gónadas, en los vasos, casi todo tiene endocanabinoides y con diferentes funciones. En el sistema nervioso central -por ejemplo- va a regular cómo se comunican las neuronas, en el sistema digestivo va a regular la lipogénesis, etc”, sostiene.
Un océano por descubrir
Si bien, en los últimos 10 años se ha avanzado mucho en comprender el funcionamiento del sistema endocannabinoide, el investigador del Instituto Interdisciplinario de Neurociencias de la Universidad de Valparaíso CINV- el único instituto de esta naturaleza fuera de Santiago- reconoce que aún se está en pañales, por ejemplo bajo qué condiciones fisiológicas el sistema se activa o se inhibe o por qué actúa en tal o cual circunstancia.
Para aclarar mejor el punto, Chávez cita un ejemplo:
“En la retina, las células fotorreceptoras que captan la luz y la traducen en una señal eléctrica, contienen receptores de CB1. Esto sugiere que los endocanabinoides se están liberando cuando tus ojos están captando luz. Sin embargo, no sabemos por qué y para qué se están liberando. ¿Esto sirve para cambiar el contraste o para observar con profundidad?”, se pregunta. “Lo que sí sabemos es que claramente los endocannabinoides actúan en nuestra percepción del mundo exterior”.
Un área en donde existen avances más notorios se da en el campo del dolor. Evidencias científicas en todo el mundo -explica- han establecido una relación directa entre marihuana -cannabinoide exógeno- y el tratamiento paliativo del dolor. En efecto, las investigaciones en neurociencia han detectado que los endocanabinoides, como la Anandamida, activan una proteína en el sistema nervioso central y periférico encargada de la modulación del dolor.
“La Anandamida es un activador del canal TRPV1 (proteína), el canal del dolor. Cuando me golpeo un dedo con un martillo no se liberan endocanabinoides, pero por ejemplo cuando hay dolor neuropático, un dolor central, ahí sí se están liberando endocanabinoides, los que pueden activar este canal, produciendo que este se desensibilice aliviando en parte el dolor”, señala.
Trabajo en equipo.
Sin falsa modestia, Andrés Chávez reconoce que todo trabajo científico no es individual sino que es un trabajo de equipo. En poco más de un año que tiene el Núcleo Numind se propusieron diversas metas, y a la fecha se han cumplido más de las esperadas. Uno de estos avances-cuenta- tiene que ver con la regulación de plasticidad neuronal, encargada de la memoria y el aprendizaje, por parte de la serotonina.
“Al parecer esta regulación de la serotonina, requiere activación de un tipo de receptores de endocanabinoides. También sabemos que la activación exógena de cannabis en el ojo aumenta la ganancia y amplitud de la respuesta visual en condiciones de oscuridad, lo cual sugiere una mayor capacidad de adaptación de nuestro ojo a condiciones de baja luminosidad”, comenta.
El doctor en neurociencias agrega que en el núcleo se ha logrado desarrollar y utilizar diversos modelos comoel de la esquizofrenia, el de la obsesión compulsiva, el modelo de depresión y estrés y ahora estamos trabajando en un modelo de parkinson y en cada uno de estos modelos estamos investigando qué ocurre con los sistemas moduladores como los endocannabinoides, con el fin de comprender que sucede en nuestro cerebro en salud y en enfermedad”.
El fruto de estas investigaciones, tiene una estrecha relación con el trabajo mancomunado con el equipo que dirige Andrés Chávez en el Núcleo Milenio (junto a los investigadores Pablo Moya, Marco Fuenzalida, Gloria Arriagada y Rómulo Fuentes), de la cual una parte importante de ellos está en proceso de formación de pregrado, magíster y doctorado.
Así, por ejemplo, en su laboratorio Chávez comenta que la doctora en Neurociencia Carla Álvarez, está investigando cómo la serotonina regula la plasticidad neuronal; Pedro Espinoza, quimicofarmacéutico, desarrolla una investigación sobre cómo los endocanabinoides regulan un núcleo central que se llama ventral pálido; Indira Lara, profesora de biología, trata de entender cómo cambia el canal TRPV1 y cómo pueden ser regulados los endocanabinoides durante el desarrollo; Camilia Quiroz y Sebastián Estay, dos bioquímicos, investigan cómo los endocannabinoides regulan el circuito de la retina y cómo ellos pueden cambiar nuestra forma de ver el mundo exterior; y la francesa Charlotte Hubault, a través de un pasantía participa de varias investigaciones simultáneas.
Además de la investigación, en el CINV están preocupados de la divulgación científica para despertar el interés por la ciencia. Es por esto que Chávez destaca la participación de Alejandro Alcaíno, un estudiante de tercer año de tecnología médica que llegó por cuenta propia al Núcleo para tratar de entender la electrofisiología del hipocampo.
Debate en Puerto de Ideas
Para el día de clausura del Festival Puerto de Ideas Antofagasta, la producción dejó una de las conferencias más esperadas por el público, la de neurocientífico Andrés Chávez y el Ministro de la Corte Suprema, Jorge Dahm, quienes expondrían la charla conjunta Todo sobre la cannabis: la ley y la ciencia detrás de la planta.
Aun cuando los cannabinoides endógenos constituyen su campo de investigación, los análisis y experimentaciones han conducido a Chávez a derribar algunos mitos sobre la marihuana, la mayoría de ellos fundados en la ignorancia.
Uno de los mensajes que más le ha llamado la atención por lo sustancialmente errados son los que sostienen que la marihuana altera la mente y que genera adictos al ser la puerta de entrada a otras drogas. “La adicción y las patologías como la esquizofrenia no dependen del consumo ni de su cantidad, sino que de su relación con factores genéticos predeterminados”, aclara tajante.
En la exposición, el ministro de la corte suprema Jorge Dahm expuso sobre el actual estado de la penalización, con algunas observaciones críticas a ciertos ámbitos ambiguos de la legislación y admitió que la justicia y las leyes poseen el síndrome del “marido engañado”, en el sentido que son los últimos en enterarse de los avances en materia científica.
“El traspaso de la información científica a las leyes es un proceso lamentablemente muy largo”, reconoció.
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